Sobre una tabla de cortar vegetales pelamos y laminamos el diente de ajo. Pelamos y cortamos la cebolla a dados pequeños. Cortamos y picamos unas ramitas de perejil fresco. Reservamos todo.
En nuestro caso, descongelamos los langostinos, les desechamos toda el agua sobrante con papel de cocina y reservamos en un bol.
A continuación, sobre un bol cascamos dos huevos frescos y retiramos una de las yemas. Así nos quedarán dos claras y una yema para nuestra tortilla. Batimos apenas los huevos, es importante que no llegue a hacerse la espuma ya que de esta manera conseguiremos una tortilla más jugosa. Le añadimos perejil, sal y pimienta.
Ahora preparamos una sartén a fuego medio. Añadimos unas gotas de aceite de oliva, dejamos que coja temperatura y salteamos los langostinos por unos minutos. Cuando empiecen a cambiar de color y a dorarse un poco los sacamos a un plato y les ponemos por encima una cucharadita de miel.
Continuamos en nuestra sartén, añadimos media cucharadita de aceite de oliva y cuando empiece a coger temperatura añadimos el ajo y la cebolla. Lo sofreímos sin parar de mover hasta que la cebolla esté transparente. Esperamos unos minutos más hasta que empiece a dorarse y lo vertemos al plato donde tenemos los langostinos. Mezclamos junto con los langostinos y lo añadimos al bol donde tenemos los huevos.
Con ayuda del tenedor, lo mezclamos todo bien y vertemos la mezcla sobre la sartén de nuevo y sin añadir aceite.
Ahora cocinamos a fuego bajo. Durante los primeros momentos de cocción podemos hacer unos movimientos circulares como si fuéramos a hacer un revuelto en el centro de la sartén con la espátula para así ayudar a que se cuaje la mezcla de forma homogénea.
Luego la dejamos que se cocine por unos le damos la vuelta con cuidado y de manera decidida con un plato que encaje en el diámetro de la sartén. La devolvemos a la sartén y la cocinamos por 5 minutos más. Y listo, este plato se puede servir caliente o frío, ¡como más os guste!