Empezamos lavando el calabacín y los tomates cherry. Cortamos el calabacín a rodajas y los tomates por la mitad y los reservamos. A continuación tenemos que cortar el queso “alto en proteínas” y lo podemos hacer de la manera que más nos guste, a cubitos, rallarlo o podemos hacer láminas.
Preparamos el horno, lo encendemos a 170 grados, con calor en la parte superior. Solamente será para fundir el queso.
Ahora preparamos una sartén a fuego bajo y, sin aceite, hacemos a la plancha las rodajas de calabacín. Las dejamos hacer por un lado y luego por el otro lado. Podemos ir levantado una parte del calabacín con una paleta de madera para ir comprobando que no se nos tueste. Una vez lo tengamos hecho por ambos lados lo sacamos y lo reservamos.
En esa misma sartén ponemos unas gotas de aceite, lo equivalente a una cucharadita de café y cuando empiece a coger temperatura salteamos los tomates cherry hasta que veamos que se abren y se doran un poco.
Por último pasamos a montarlo, ponemos en una bandeja de horno la rebanada de pan integral, añadimos a la tostada las rodajas de calabacín que hemos hecho en la plancha, los tomates cherry y el queso proteico que en este caso hemos laminado. Una vez la tengamos, la ponemos al horno en la parte alta y la dejamos hasta que veamos que el queso se funde ya que todos los ingredientes están cocinados.
El último paso será añadir la salsa pesto con una cucharita y ¡listo!, ya tenemos nuestra tostada.